domingo, 22 de junio de 2008

CHILE: "COMPRENSIÓN DE LECTURA", PRINCIPAL CARENCIA DE LA EDUCACIÓN

Publicado el 04 May 2007

La principal carencia del sistema educacional chileno está en “comprensión de lectura”. Sólo un 50 por ciento de los niños alcanza a entender lo que leen, mientras que en países desarrollados éstos llegan a un 80 o 90 por ciento.

En Chile, la eficiencia de la enseñanza se mide a través del Sistema Nacional de Evaluación del Ministerio de Educación (Simce), cuyo objetivo es “contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación informando sobre el desempeño de los alumnos en distintas áreas de aprendizaje”. Para tal propósito realiza periódicamente las llamadas pruebas Simce que miden logro académico en lenguaje, matemática y ciencias (naturales y sociales) en alumnos de 4° y 8° básico, y 2° medio.

De acuerdo a las mediciones internacionales, mientras en Chile la fluidez de lectura da cuenta de unas cien palabras por minuto, en África ésta llega a unas 50, pero a la hora de evaluar comprensión de lectura nuestro país se ubica en los niveles más bajos con no más de un 50 por ciento.

Según el doctor en Educación Ernesto Schiefelbein, el 80 por ciento de los profesores en Chile no tiene la suficiente formación para hacer del aula un lugar donde los niños efectivamente aprendan y prevalece en ellos la “educación frontal”, que privilegia a los alumnos que entienden por sobre aquellos con más dificultades. Otra razón del problema es, en su opinión, que “los textos son malos”.

También destaca el nivel de la familia del alumno, pero aclara que con un profesor que hace una clase participativa y entretenida, y con los libros adecuados, eso se puede compensar.

Respecto de la creación de la Superintendencia de Educación, para los expertos resulta trascendente si participan de este proceso “las mejores mentes”.

Si bien para Schiefelbein el financiamiento de la educación y el lucro no tienen mayores incidencias en sus resultados, ya que el mismo Simce da cuenta que establecimientos que atienden a niños de un mismo nivel socioeconómico, tienen similares resultados, independientemente de su categoría (privado, subvencionado o municipal), es un hecho que esa medición sólo es válida para los niveles intermedios, pues siempre a un niño de nivel socioeconómico bajo le va peor que a uno de nivel alto.

A la hora de evaluar nuestra propia historia en Educación, llama la atención un período: entre 1965 y 1970 Chile logró los mejores índices de acceso y pasó de un 65 a casi un 100 por ciento de cobertura educacional.

En ese período, una instancia decisiva, fue el Consejo Nacional de Educación que la nueva LGE plantea reeditar. Ese consejo se estableció gracias al consenso de profesores, académicos universitarios y autoridades de la época que lo destinaron a planificar y analizar diferentes propuestas para el área, las cuales luego se presentaban al Congreso que siempre aprobó las iniciativas, pues provenían de una instancia independiente y del más alto nivel

viernes, 20 de junio de 2008

Ayudar a sus hijos e hijas a estudiar es tarea de todos los padres.

¿Cómo ayudo a mi hijo a estudiar?

Trabajo todo el día, llego de noche a mi casa y tengo que servir la comida. Y como si fuera poco, llega mi hijo y me dice que tiene que estudiar". La situación se repite en muchos hogares de nuestro país. Si bien es verdad que los padres deben apoyar constantemente en la educación a sus hijos, más importante aún es que éstos consigan formar hábitos de estudio, pues así lograrán autonomía en el colegio y conseguirán herramientas para su futuro laboral.
En este sentido, el rol de los padres es fundamental, pues ellos deben ir generándoles estos hábitos desde la niñez. He aquí algunas recomendaciones básicas:

¿Cuándo y cómo comenzar?
Lo ideal es empezar cuando ingresan al colegio. Hasta los ocho años, los padres deben acompañarlos en sus momentos de estudios, ayudando, corrigiendo, aclarando las dudas de su hijo. Más adelante, se debe ir logrando la autonomía del estudiante. Una buena forma de comenzar es diariamente utilizar diez minutos para cualquier actividad cognitiva, como repasar una materia, leer un libro o revista de libre elección, hacer una tarea, etc. Este corto período se debe ir alargando, hasta lograr que el niño llegue a estudiar una hora o una hora y media diaria.
Es fundamental que los padres insistan en su rol de formar el hábito diario hasta cumplir con su objetivo. Aunque los niños se rebelen, es necesario insistir y ser constantes en las decisiones y horarios, pues ellos suelen manipular la situación a su favor. Se debe transmitir que el acto de aprender es entretenido.

¿A qué hora y dónde estudiar?
Se recomienda estudiar de día y no de noche, pues el cuerpo está menos cansado y es mejor trabajar con luz natural. El niño debe descansar al menos media hora después de llegado del colegio. El estudio debe estar distanciado de las comidas. Una vez descubierto el horario adecuado, se recomienda fijar esa hora para todos los días.
El lugar debe ser lo suficientemente amplio para moverse cuando sea necesario relajar la postura y con buena ventilación. En caso de utilizar luz artificial, ésta debe estar ubicada al lado izquierdo, o al revés si se es zurdo. La comodidad es muy importante, por lo tanto es ideal usar vestimenta holgada que permita la libre respiración y los movimientos.
Ojo con los elementos de distracción. Antes de comenzar deben tenerse a la mano todos los materiales a utilizar, para así evitar levantarse a cada rato a buscar cosas. Por otra parte, no se debe estudiar con la televisión ni la radio encendidas. Lo único tolerable en materia musical podría ser una leve música orquestada.

¿Cuánto estudiar?
Una sesión de estudio no debería exceder las dos horas, introduciendo pequeñas pausas de cinco minutos cada media hora. En el caso que se deba cumplir con una tarea que requiera una manipulación activa de materiales y se necesite de pausas más extensas, entonces la sesión podría prolongarse a hasta tres o cuatro horas. Con los niños más pequeños, entre los seis y los diez años, es conveniente que cada 15 minutos exista un recreo.
Si le han mandado tareas para hacer durante el fin de semana, inste a sus hijos a que las realicen el sábado, para que el domingo sea exclusivamente dedicado al descanso y la recreación.

¿Cómo estudiar?
Ojalá comenzar por las tareas más difíciles, dejando las simples para el final. Si se lleva mucho rato estudiando una misma materia, es conveniente ir intercambiando con otros contenidos o asignaturas.
La primera fase del estudio es la captación de los datos. Para ello, lo mejor es hacerlo mediante la mayor cantidad de vías sensoriales: visual, auditivo o verbal. La vía principal dependerá de las condiciones de cada estudiante.
Luego viene la fase de retención y evocación. Aquí se recomienda que al final de la sesión el alumno escriba -sin consulta alguna- un resumen de lo aprendido.
Después viene la etapa de la elaboración e integración de los conceptos. Para ello resulta práctico poder discutir las ideas propias y resignificar lo aprendido con las ideas de los otros. Finalmente, se debe lograr aplicar lo aprendido a la resolución de problemas. De nada sirve el conocimiento si luego no sabemos dónde o para qué utilizarlo. Trate de ver con su hijo, cómo puede ocupar lo aprendido en su vida cotidiana. Trabaje con ejemplos concretos.